Pronto llegará el final. Tan sólo nos queda un día. Hoy terminará todo, justo esta misma noche, sobre las diez u once y pico. Mañana olvídense de narradores recitando poemas o cuentos en la plaza, ni en los callejones, ni en el patio del convento. Así que aprovechen y dense un salto por Los Silos y dejen que su imaginación despliegue sus flacas y transparentes alas sedientas de historias.
Teatro, libros y algún que otro recital
La pasada jornada pudimos contar con el grupo Teatro Furioso que representó la obra experimental El álbum familiar, ambientada en la posguerra española. Una pieza repleta de simbolismo y que retrata el tránsito de la juventud a la madurez de su protagonista, José Luis. Sin duda, una experiencia inclasificable y que, a mi juicio, pretende (entre muchos objetivos) criticar a los poderes represivos de la época, como la Iglesia o el Estado, y realzar el valor de la memoria y la determinación de seguir adelante en la vida con esperanza.
Asimismo, tuvo lugar, en la casa Pedro José Báez, el espectáculo Y en la maleta, ¿qué llevamos? Estelas de sueños, una lectura de un conjunto de cuentos enternecedores interpretados en lenguaje de signos. «Un viaje a través del contenido invisible de las maletas», tal y como describió el acto una de las narradoras, Omaira Afonso. En definitiva, en este evento se relató la historia de una pobre princesa ojerosa o las vivencias de una niña sorda.
Por otro lado, el escritor Nino Palenzuela presentó la nueva novela de la poeta tinerfeña Cecilia Domínguez: Icaria, de Diego Pun Ediciones. Una obra diferente con rasgos propios de la ciencia ficción e influenciada por el surrealismo, La Metamorfosis de Ovidio o, desde una perspectiva musical, los boleros y los tangos. Palenzuela consideró que esta nueva novela es una propuesta «arriesgada e inconformista», además de un «relato experimental».
Por su parte, la autora explicó que con esta novela se propuso abordar una reflexión sobre la literatura, el lenguaje y las tentativas de los tiranos por controlar el caos. Y contó, entre risas, que disfrutó un montón del proceso de escritura y que el texto está plagado de disparates.

Las palabras migrantes y los amoríos del Don Juan
Otro evento literario del día fue la conferencia de Humberto Hernández, director de la Academia Canaria de la Lengua, sobre las migraciones que realizan las palabras. Un encuentro que permitió que Hernández explicase el porqué del carácter mestizo de las lenguas, un elemento que posibilita la enorme variedad lingüística. «Las lenguas vivas tienen el carácter de emigrar e inmigrar», afirmó el filólogo.
Por último, la Andante Asociación Artística de Portugal presentó un lúdico e hipnótico espectáculo titulado La biblioteca andante. En este acto se leyeron poemas de renombrados autores portugueses, por lo que el público pudo familiarizarse con la musicalidad y las idiosincrasias de esta literatura vecina.
Además, el escritor Ernesto Rodríguez Abad, el pianista Diego Expósito y los cantantes Eduardo González y Marta López interpretaron Tenorio en cuento. Un espectáculo que aúna palabras, música y gastronomía y que procura ofrecernos una imagen novedosa del mito del Don Juan, ya que nos lo presenta a partir de las historias de las mujeres que sedujeron al ilustre picaflor.
La sutil iluminación, la delicadeza de la interpretaciones, la elección del lugar (La Finca Quiñones) y la refinada selección de cócteles, que representan los sabores de las diferentes etapas vitales de Don Juan, contribuyó en la creación de una atmósfera sugestiva, romántica y erótica.
Una noche que invitó a cerrar los ojos para dejarnos mecer por las imágenes de los versos de El último tango, las melodías del piano y la impenetrable oscuridad de la noche.
Ayer fue el penúltimo trago, la penúltima copa antes de decir, con una lagrimilla negra asomando en el ojo: adiós, hasta el próximo año, solo un cuentito más o espero verte muy pronto.
