El día comenzó con una visita a los indescriptibles bosques de laurisilva de Erjos. Al llegar hacía un frío ártico que calaba hasta los huesos y más de un transeúnte parecía disimular el patético castañeteo de dientes y la resignada nostalgia del verano. Así que, para entrar en calor, el narrador David Orán, el músico Eduardo Dorta y la docente Mar González Novell ofrecieron un espectáculo que aunaba literatura, música, poesía visual y la belleza de la naturaleza. Asimismo, el periodista Alexis Rodríguez entrevistó al octogenario poeta y oriundo de Erjos Eugenio Abreu. Un diálogo que sirvió para informar sobre algunos detalles sustanciales de la biografía del artista, conversar sobre su poesía, la pasión por las parrandas, el vino o el placer de viajar.
Además, a lo largo de la mañana, se celebraron otros tantos eventos en el municipio de Los Silos, como actos de narración oral, diálogos literarios, sesiones de cuentos para bebés o exposiciones.
Cuentos brasileños y canarios
Al llegar la tarde, el narrador canario Antonio López relató alguno de los cuentos populares que le contaba su abuela Juana durante su infancia. Un conjunto de historias humorísticas, con un matiz de realismo mágico y una intención didáctica. «Mi abuela era mejor que Netflix», confesó el artista a un auditorio que estalló de la risa.

Por otro lado, el narrador brasileño Cadu Cinelli relató historias sobre el abuso del poder, la esclavitud, la inmigración o la importancia de la memoria histórica. Una serie de cuentos que contribuyó a generar una atmósfera íntima, cercana, entre el artista y el público. Además, llamó la atención que las escenas más significativas de cada relato estaban bordadas, con auténtica sensibilidad, sobre unas telas.

Presentación del libro ‘Buenas y malas palabras’ de Antonio Lorenzo
El escritor Antonio Lorenzo presentó su nuevo libro Buenas y malas palabras, editado por Ediciones Aguere y Ediciones Idea. Una antología de relatos repleta de ironía, sentido del humor, imaginación, profundidad crítica… Toda una serie de cualidades que destacaron el director de la Academia Canaria de la Lengua, Humberto Hernández, la poeta Cecilia Domínguez y el director de Ediciones Aguere, Ángel Morales. Todos ellos encargados de presentar y argumentar la calidad de esta novedosa obra literaria.
Conforme avanzaba la noche se oía el murmullo de cuentos aquí y allá: las expresivas voces de los actores del espectáculo Palabras con imágenes o las historias contadas con delicadeza por el alumnado de prácticas, como el simpático relato del copo de nieve que no quería caer y que, por lo tanto, se rebelaba contra las leyes de la gravedad.
Por último, Nayra Bajo de Vera, escritora y estudiante de Periodismo, protagonizó un recital de textos sobre la identidad, la inmigración o el mestizaje cultural. Por lo que leyó alguno de sus poemas y otras creaciones de autoras a las que admira, como la poeta Paloma Chen.

Recuperar el alma
La joven novelista opinó que cada poema es un camino y quizás tiene toda la razón, ya que la poesía es expresión de lo íntimo y nos obliga a viajar como sonámbulos hacia las regiones difusas, secretas y paradójicas del alma humana.
En la actualidad, la palabra «alma» no goza de los prestigios y el cariño de antaño. ¿Quién pronuncia hoy «alma» con el vigor y el fervor de otras épocas? Unos pocos: los poetas, algún que otro sabio rezagado que aún queda aislado en una caverna y aquellos que sienten como que les crecen, de uvas a peras, unas alas invisibles. El resto te hablará de «mente» o «inconsciente» o «irracionalidad» o «actitud», pero no del «alma». Eso suena a superstición, a liturgia, a mueble viejo y a frenesí medieval.
Aquí, en Los Silos, la palabra alma, ese aliento vital, recupera todo su sentido. Y quizás más de un espectador sintió ayer el roce de unas alas invisibles y como el ardor de una diminuta fogata prendida en su pecho. Ese fuego hambriento de ficciones, metáforas o símbolos que ruegan ser encarnados.
El Festival Internacional del Cuento de Los Silos: un poema, un caminito (¿un atajo?) hacia nuestra olvidada y hambrienta alma.