Desde sus inicios el Festival Internacional del Cuento de Los Silos se propone fomentar el interés por la lectura y la imaginación en los niños y adolescentes. Por lo que en la presente edición, al igual que en años anteriores, se han organizado visitas escolares para aproximar a los más jóvenes al territorio fantástico y misterioso de los cuentos. Esta actividad, que busca que los estudiantes aprendan a convertirse en lectores por placer, comenzó el 15 de noviembre y concluirá el 3 de diciembre.
Debido a la crisis del covid-19, el año pasado se cancelaron los encuentros presenciales, pero se inauguraron a modo de alternativa las visitas virtuales. Una novedad que se retoma esta XXVI edición y que posibilita la compañía, de forma telemática, de alumnos de Latinoamérica, de otras provincias españolas o de otras islas del archipiélago canario. Aunque, esta vez, también regresan los encuentros presenciales, adaptados a las normativas sanitarias, con jóvenes de catorce centros educativos de Tenerife. Así que, a diferencia del año pasado, se celebran tanto visitas presenciales como virtuales.
En los encuentros presenciales los estudiantes recorren los enigmáticos callejones del pueblo decorados con un perenquén de ojos saltones, un pescador sonrojado o un pulpo de tentáculos inmensos; toda una serie de esculturas diseñadas por el artista Luigi Stinga. Además, después de este paseo, los alumnos disfrutan de una divertida actuación del narrador costarricense Pampa Madrigal.

También, el cuentacuentos Pedro Mario López protagoniza un recital y entabla conversación con los estudiantes de cursos más avanzados que pueden formularle cualquier pregunta o compartir sus opiniones. Y, para aproximar a este alumnado más adulto a la literatura de las islas, se celebra una tertulia sobre nuestras letras con un escritor canario. Esta modalidad presencial está dirigida a centros de Educación Infantil, estudiantado de 1º y 2º de Primaria, de 3º y 4º de Secundaria y de Bachillerato.
Sin embargo, en las visitas virtuales la dinámica es distinta debido a las limitaciones que impone la propia tecnología. En ellas también se disfruta, de forma online, de un espectáculo de narración oral o de una entrevista con un escritor o narrador. Pero, al contrario que en los encuentros presenciales, se proyecta un vídeo en el que los alumnos podrán ver una exposición sobre literatura, ilustración y teatralización de la palabra en diferentes callejones del casco histórico de Los Silos. Lo que permite que se conozca, desde la distancia, los lugares más emblemáticos y más literarios del municipio. Esta modalidad está dirigida al estudiantado de 3º hasta 6º de Primaria y de 1º y 2º de Secundaria.
Por lo visto, ni las pantallas, ni la irrupción de una pandemia mundial, impiden que se aprenda y disfrute de los tesoros espirituales que proporciona la buena literatura. Divertirse y amar la palabra es el objetivo de esta propuesta que pretende originar nuevas vocaciones lectoras.

Una experiencia que despierta la ilusión de la comunidad educativa
Maruchi Hernández, coordinadora de esta actividad, y Agustín Vela, administrativo del Festival del Cuento, coinciden en que los estudiantes suelen salir ilusionados de las visitas. «Es satisfactorio ver las caras de felicidad y cómo interactúan tanto con los escritores como con los narradores. Aunque este año, evidentemente, la cosa tenga que estar más controlada», declara Hernández.
Asimismo, Vela, que se muestra muy agradecido de formar parte del equipo del Festival, expresa que «incluso los profesores lo acogen muy bien y quedan bastante satisfechos con las actividades». Por lo que no solo son los más pequeños los que se contagian de la ilusión y la magia que emana de los cuentos.
En la misma línea, Santiago Acosta, profesor y vicedirector del IES Daute Los Silos, opina que los docentes tienden a reaccionar de forma positiva con los espectáculos y confiesa que suele sorprenderles que un evento cultural de este tipo se organice en un pueblo tan pequeño. «Creemos que participar en estas actividades es importante para el alumnado como complemento a la educación que nosotros les ofrecemos en el centro», comenta Acosta.

También, Juan Madrigal y Pampa Madrigal (padre e hijo), dos de los narradores que participan en estas visitas, consideran que «los cuentos siempre comunican algo al espectador» y destacan la importancia de no dejar de jugar e imaginar nunca.
Ya el novelista Julio Cortázar señaló en su momento que la literatura es como un juego y gracias al jugar permanece vivo el niño curioso, libre y desvergonzado que dormita bajo la máscara de individuo adulto e insípido. «Es importante seguir jugando y asombrándose por la vida. En esa medida somos más felices. A mí siempre me gustó jugar… quizá por eso cuento cuentos», explica Juan Madrigal.
Quizá en los cuentos hay algo de ese codiciado elixir de la eterna juventud. Y por esa razón, después de un cuento, uno se siente más niño e incluso el niño se siente más niño aún. Sentimos que regresa el olvidado aleteo de la imaginación, que nunca la perdimos, que nunca nos abandonó, que a veces solo se necesita oír las primeras frases de un cuento para recuperar nuestros ojos de niño, ojos de agua que reflejan el esplendor del sol…
Jugar a ser un niño que confundía a la luna con un rostro humano, al cielo con un mar negro de miradas blancas, a la vida y sus adversidades con un cuento de final feliz.
