Una sola palabra puede mover a la humanidad. No lo sabía con certeza, pero intuía el poder que tenían. Ni siquiera los barrotes más gruesos podrían mantenerlas
en prisión. Volaban sin que nadie pudiera pararlas.
Tienen fuerza propia las palabras y nacieron para migrar, para ser de todos y no pertenecer a ningún grupo, ni a ninguna voz…
Las palabras solo se disfrazan de voces distintas, pero su naturaleza está en los caminos. Son de aire y agua, de viento y olas.
Las palabras viajeras nos descubren el mundo y muestran el otro lado de las cosas.
Con ellas vienen los cuentos, los poemas, las
costumbres…
Las palabras son migrantes, nadie ha podido pararlas.
Guaguas viajeras a las que suben inesperados paseantes. Nadie se pregunta de dónde viene una
palabra cuando la encuentra, nadie rehúsa usarla…
Las palabras, las únicas que migran sin visados… Las que regalan sueños o abren mentes para cambiar el mundo.
Las que encierran los mayores secretos.
Las que lo dicen todo.